Voltaire
Las hijas del gran sacerdote Anio convertían todos los objetos que querían en trigo, en vino o en aceite; Atálida, hija de Mercurio, resucitó varias veces; Esculapio resucitó a Hipólito; Hércules arrancó a Alcestes de la muerte; Hexes volvió al mundo después de haber pasado quince días en los infiernos; Rómulo y Remo fueron hijos de un dios y una vestal; El Palladium cayó desde el cielo en la ciudad de Troya; La cabellera de Berenice se convirtió en una constelación de estrellas […]. Os desafiamos a que encontréis un solo pueblo en el que no se hayan realizado prodigios increíbles, sobre todo en los tiempos en que casi nadie sabía leer y escribir. Fuente: - Voltaire «Milagros», en el Diccionario Filosófico. Jorge Alejandro DelaVega Lozano Correo electrónico